El pterigión y la pinguécula son lesiones benignas y progresivas que afectan la salud ocular, y se caracterizan por ser masas blanquecinas que aparecen en la conjuntiva del ojo.
Sin embargo, a pesar de ser afecciones que guardan relación entre sí, la diferencia entre el pterigión y la pinguécula es que en el segundo caso, el crecimiento no avanza hacia la córnea, como generalmente sucede cuando se sufre de pterigion.
De esta manera, la gran diferencia entre pterigión y pinguécula es que el pterigión invade la córnea, mientras que la pinguécula, a pesar de ser una variación de la primera patología, no lo hace.
No obstante, ambas lesiones pueden causar molestias, irritación e incluso alteraciones en la vista que afectan el centro corneal y aceleran el astigmatismo.
Tabla de Contenidos
Pterigión
El pterigión corresponde a una de las patología oculares más frecuentes en los últimos años, y se manifiesta como una masa fibrosa que invade la zona transparente y central del ojo.
Como se dijo anteriormente, el pterigión tiene la capacidad de invadir la córnea y alterar la transparencia de la misma, causando deformación en el ojo y problemas progresivos en la visión.
A su vez, es importante saber que el pterigión puede salir en uno o ambos ojos, y las causas de su aparición se relacionan con la exposición a la radiación ultravioleta del sol.
Pinguécula
La pinguécula, por otra parte, es una pequeña mancha o bulto de color amarillo que aparece en la conjuntiva del ojo, razón por la cual se considera una variante del pterigion.
Aun así, la pinguécula aparece con mayor frecuencia en el lado nasal del ojo y transforma el tejido natural de la conjuntiva en un depósito de proteína, grasa o calcio que no avanza hacia la córnea del ojo afectado.
Causas
A pesar de existir cierta predisposición genética, las causas más comunes de ambas lesiones se relacionan con la exposición a los rayos UV, el viento y el polvo, puesto que estos elementos son capaces de secar e irritar la conjuntiva de los ojos.
Otro factor que se cree puede afectar la condición natural del ojo es el síndrome del ojo seco, trastorno que puede generarse por la manipulación inadecuada de ciertos agentes químicos e incluso, como consecuencia de las condiciones medioambientales.
Asimismo, conviene saber que las pterigiones se desarrollan en personas de 30 a 50 años de edad, y es mucho más frecuente en personas de ojos claros, siendo muy irregular en niños y adolescentes.
Síntomas del Pterigión y la Pinguécula
Los síntomas del pterigion y la pinguécula no se experimentan cuando las lesiones son leves. Pese a esto, un pterigión es capaz de evolucionar considerablemente, hasta alcanzar un tamaño notorio.
Cuando esto sucede, los signos incluyen ardor y picazón, además de la sensación de arenilla en los ojos. A su vez, es común experimentar inflamación y pérdida de la estética en el ojo, dado al enrojecimiento del mismo.
Cuando el pterigión invade la córnea, la superficie del ojo suele distorsionarse significativamente, ocasionando astigmatismo y otras afecciones progresivas que dificultan la visión ocular significativamente.
Otros signos incluyen:
- Cambios en la refracción del ojo afectado.
- Trastorno del eje visual.
- Sequedad.
- Irritación.
En casos de menor gravedad, tanto el pterigión y la pinguécula pasan desapercibidos y se aprecian como un pequeño nódulo amarillo que tiende a permanecer asintomático.
Diagnóstico de la Pinguécula y el Pterigion
Para diagnosticar ambas lesiones, el oftalmólogo procederá a realizar un examen con una lámpara de hendidura para estudiar el interior del ojo con precisión.
En este sentido, la exploración suele ser simple y no se precisa de rayos X u otros análisis para identificar la anormalidad en la superficie ocular. Por otro lado, durante el procedimiento es normal sentir molestias, pero no se trata en lo absoluto de un proceso doloroso.
Tratamiento del Pterigión
Para tratar el pterigion se recurre al colirio o a los antiinflamatorios de uso tópico para reducir las molestias y detener el avance de la lesión. Generalmente estas medidas son suficientes, pero las probabilidades de que el pterigión avance siguen siendo altas en la mayoría de los casos.
En casos de aumento progresivo, se procede inmediatamente a la intervención quirúrgica, para así evitar daños en la córnea y en la visión general del paciente afectado.
Las técnicas quirúrgicas se seleccionarán de acuerdo a las características y requerimientos de cada caso en particular. Sin embargo, es importante saber que la extracción de la masa puede incrementar el astigmatismo, especialmente si este mismo ya se encuentra en una etapa media o avanzada.
La cirugía suele durar de 30 a 45 minutos y al finalizar, y es probable que el paciente requiera de un parche sobre el ojo para proteger el área afectada. El reposo, por otro lado, tiene aproximadamente 2 días de recuperación y una vez finalice el tiempo, es posible retomar las rutinas diarias con normalidad.
Postoperatorio
Después de la intervención quirúrgica, se recomienda el uso de gotas o pomadas para reducir los síntomas asociados con la inflamación postquirúrgica.
A su vez, es importante recurrir al médico con regularidad para corroborar si hay mejoría o no, ya que el pterigion tiende a aparecer nuevamente con el paso del tiempo.
Prevención
Para prevenir este tipo de patologías, es substancial mantener la correcta lubricación de los ojos, además de usar gafas de sol para protegernos de los rayos UV.
La protección adecuada también limitará el contacto del polvo y la suciedad, mientras que la correcta lubricación evitará el síndrome del ojo seco, patología que conlleva a la aparición del pterigión y la pinguécula.
Para más información, consulte inmediatamente a su médico de confianza y siga las recomendaciones, una vez se diagnostique la patología.