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Problemas y complicaciones potenciales de los implantes dentales

El implante dental es uno de los procedimientos quirúrgicos con mayor porcentaje de éxito. Sin embargo, como cualquier otra intervención, está sometido a potenciales riesgos, complicaciones o problemas. El margen para este tipo de contratiempos es mínimo, cuando se realiza una planificación pormenorizada del estado de salud del paciente y de la viabilidad del tratamiento escogido, por parte del equipo de implantología oral encargado de llevar a cabo la operación.

Problemas y complicaciones implantes dentales

El estudio previo es especialmente exhaustivo cuando el implante va a fijarse en los sectores posteriores de la mandíbula o del maxilar superior. En esos casos, resulta crucial valorar las relaciones con elementos anatómicos próximos, como el nervio dentario o el seno maxilar. Se trata de localizar adecuadamente estas estructuras, para respetarlas, protegerlas y evitar complicaciones en la salud del paciente.

Tabla de Contenidos

¿Es posible el rechazo?

El rechazo de un implante dental, en la actualidad, es altamente improbable. Recordemos que se emplean materiales biocompatibles, que gozan de una gran capacidad para integrarse en el hueso. Además, los tejidos de la boca que rodean el aditamento lo toleran perfectamente.

El titanio es el material estrella en implantología oral. Se ha demostrado que, por lo general, no provoca reacciones tóxicas ni irritaciones en los tejidos. En la inmensa mayoría de casos, por tanto, el organismo no lo considera extraño, pero no olvidemos que en este ámbito también existen las excepciones.

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Osteointegración deficiente

La osteointegración es el proceso de conexión directa y funcional entre el hueso maxilar y el implante de titanio. El principal motivo de fracaso, tras la fijación del aditamento dental y durante los primeros meses, es que aquélla sea defectuosa o insuficiente. Sucede en las etapas iniciales y entre sus causas más usuales destacan las infecciones o unas malas condiciones previas de salud en el paciente. No obstante, conviene recordar que, en casi el 98 por ciento de las intervenciones, la osteointegración se realiza sin contratiempos.

En ciertas ocasiones son precisas intervenciones extraordinarias, para atenuar los problemas de base que pudiera plantear el paciente. Tengamos presente que, para tener unas mínimas garantías de éxito con el implante, es fundamental que las condiciones óseas sean adecuadas, pues deben existir fuerza y altura suficientes en los maxilares. Una de las operaciones previas más comunes es el injerto de hueso.

Complicaciones quirúrgicas

Otras complicaciones que pueden surgir tras la intervención son:

Movilidad del implante.

Cuando el fresado es insuficiente o no se calculan correctamente las propiedades del alveolo es posible que el implante resulte inestable, se mueva y dificulte considerablemente el proceso de osteointegración.

Perforación de mucosas.

Se dan en raras ocasiones y se resuelven con el corte del elemento perforado y una reposición posterior.

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Pérdida de anclaje.

El motivo puede encontrarse en una cirugía incorrecta o en una sobrecarga de la dentadura durante la fase de cicatrización. Es posible que se produzca, incluso, algunas semanas después de la intervención.

Infecciones

Las infecciones son uno de los peores enemigos de los implantes dentales. Los pacientes que no cuidan su higiene bucal o aquellos que padecen enfermedades, como la piorrea, tienen mayor riesgo de sufrirlas. Lo mismo ocurre con los fumadores.

Las infecciones ponen en peligro el tratamiento, porque dificultan seriamente el proceso de integración con el hueso maxilar. Por ello, se hace necesario tener mucho cuidado en las etapas iniciales y durante toda la vida del implante. Un adecuado plan de mantenimiento resulta decisivo en este sentido.

Problemas en fases tardías

En etapas tardías, los problemas más habituales son las roturas o desajustes de las prótesis, tornillos o elementos de unión entre ambos. Si dichas complicaciones se detectan a tiempo, podría salvarse el implante.

Las roturas de los implantes de titanio suelen detectarse, sin demasiados problemas, en las revisiones programadas de rutina. El deterioro óseo marginal es un indicador de esta complicación.

Igualmente pueden darse:

  • Gingivitis o periodontitis.
    Para evitarlas y corregirlas debe intensificarse la higiene oral.
  • Fístulas.
    Se producen por inestabilidad en el implante y por la movilidad del cilindro del pilar. Parte del tejido adquiere una textura granulada, que puede terminar provocando infecciones.
  • Hiperplasias.
    La formación de hiperplasias puede deberse al uso de pilares excesivamente cortos.
  • Ulceraciones.
    Pasos de rosca y pérdidas óseas pueden desencadenar estas alteraciones en los tejidos blandos de la boca. Para combatir el problema se recurre a medidas convencionales e, incluso, a injertos de piel o mucosa.
  • Peri-implantitis.
    Los implantes no sufren caries, pero acumulan sarro. Éste puede introducirse en la encía e ir deteriorando la masa ósea lentamente. Es una afección parecida a la periodontitis de los dientes naturales.

Resumiendo, hemos de decir que las complicaciones, aunque en un porcentaje no muy elevado, también se dan en los implantes dentales. Para evitarlas, o reducir su incidencia, es necesario llevar a cabo dos acciones fundamentales: realizar un estudio previo y preciso sobre las características y necesidades del paciente y un mantenimiento e higiene bucales escrupulosos, por parte de éste, durante toda la vida del implante. Con ambas premisas tenemos mucho ganado, aunque no nos libran de sufrir cualquier tipo de contratiempo. Por suerte, la implantología dental avanza con paso firme y estos inconvenientes se solucionan cada vez con mayor eficacia.