El trastorno de excoriación o dermatilomanía es un trastorno compulsivo que conlleva al impulso inconsciente de rascarse, morderse o pellizcarse la piel hasta causar daños significativos.
Alrededor del 4% de la población adulta tiende a padecer dicho trastorno, siendo las mujeres las más afectadas a largo plazo. Además, conviene saber que la dermatilomanía se relaciona también con otros trastornos psicológicos o psiquiátricos, por lo que suele ser un efecto secundario de un problema mayor.
Tabla de Contenidos
¿Qué es la Dermatilomanía?
La dermatilomanía es una patología que genera la necesidad compulsiva de rascar o excavar la piel hasta dañarla. Generalmente la acción de rascar y frotar la piel surge como respuesta ante pequeñas irregularidades o heridas que se producen en una piel saludable.
Este trastorno, que se ha enmarcado dentro de los trastornos obsesivos compulsivos del tipo TOC y que afecta a un 4% de la población adulta, se documentó por primera vez en 1875 y también suele catalogarse como una respuesta inconsciente por parte del afectado.
Las zonas que mayormente se atacan cuando se padece de dermatilomanía, son la cara, el pecho, el cuero cabelludo y las extremidades. Si bien es usual utilizar los dedos o las uñas, también es posible que el paciente recurra a la boca y a objetos filosos para pincharse la piel.
Este tipo de conductas compulsivas terminan ocasionando lesiones en la piel, además de úlceras e infecciones que pueden ser contraproducentes para el paciente.
Sumado a las lesiones físicas, hay que mencionar el daño psicológico del afectado, ya que dicho comportamiento tiende a causar sentimientos de culpa en los pacientes, lo que a su vez empeora la situación considerablemente.
Causas de la Dermatilomanía
Muchas veces, la dermatilomanía es el resultado de situaciones de estrés emocional y ansiedad. Hoy, el psicoanálisis considera la patología como un mecanismo de defensa ante situaciones que generan un desequilibrio psicológico.
De la misma manera, este trastorno también suele tener relación con la genética, además de vincularse con otros trastornos de carácter psicológicos y/o psiquiátrico:
- Ansiedad.
- Adicciones.
- Depresión.
- Trastornos de compulsividad.
- Trastornos alimenticios.
- Trastorno dismórfico corporal.
- Onicofagia.
- Estrés postraumático por abuso sexual, accidentes, etc.
En cuanto a la genética, algunos estudios han identificado un patrón hereditario del trastorno. Se estudia también la familia de genes postsináptica de las neuronas glutamatérgicas, dado a su relación implícita sobre la conducta corporal y los trastornos obsesivos compulsivos.
¿Cómo Afecta la Dermatilomanía a las Personas?
Los efectos secundarios de la dermatilomanía son múltiples y se resumen en:
- Daños y lesiones en la piel.
- Baja autoestima.
- Períodos consecutivos de ansiedad.
- Dificultad para comprender el problema subyacente detrás del trastorno.
- Dificultad para establecer relaciones humanas estables.
Diagnóstico
El diagnóstico se define mediante pruebas clínicas que a su vez, dependen de ciertos criterios psicológicos. Si bien la biopsia no suele determinar la razón de este tipo de psicodermatosis, también puede ser útil para excluir otras posibles causas.
La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica la dermatilomanía como un trastorno obsesivo-compulsivo que se caracteriza por ser también un comportamiento reincidente.
Por lo tanto, su diagnóstico parte de ciertos criterios en específico que toma en cuenta el carácter escoriativo del trastorno en cuestión:
- Manipulación recurrente con consecuentes lesiones.
- Intentos repetitivos por disminuir o detener el comportamiento sin posible éxito.
- Manipulación recurrente de la piel en el ámbito laboral, personal y social.
- Intención de lastimarse a sí mismo.
Sin embargo, el reto principal se basa en saber diferenciar las escoriaciones producidas por la dermatilomanía de aquellas que se generan por un rascado crónico ajeno al trastorno compulsivo.
Por ello, es importante descartar otros trastornos dermatológicos primarios producidas por enfermedades sistémicas como la infección aguda por VIH, la policitemia, el linfoma y el hipertiroidismo, por mencionar algunas.
Tratamiento
El dermatólogo será quien determinará la gravedad de las lesiones y evaluará la conducta general asociada a un picor real o psicosomático. No obstante, es importante que el dermatólogo esté familiarizado con los aspectos psiquiátricos relacionados con la piel.
Por lo tanto, el tratamiento contra la dermatilomanía debe ser multidisciplinar, basándose tanto en la opinión dermatológica, como psiquiátrica y psicológica.
- Dermatólogo: El especialista tratará las heridas y las lesiones causadas por el trastorno.
- Psiquiatra: Recomendará un tratamiento adecuado para controlar la patología detrás de la dermatilomanía.
- Psicólogo: A través de la terapia cognitiva y conductual se hará un seguimiento continuo al paciente. Este tipo de terapias ayudan a contrarrestar los pensamientos negativos que llevan a la obsesión.
El tratamiento multidisciplinar continuo es la único que puede marcar una diferencia a largo plazo. En dichas terapias psicológicas también se tratará la ansiedad y el autoestima del paciente a través de técnicas de relajación productivas que promuevan la aceptación.
Complicaciones
Las complicaciones que derivan del trastorno incluyen:
- Infecciones.
- Septicemia.
- Daño tisular.
Muchas veces, los casos de mayor gravedad requiere de injertos de piel dado a los daños causados en la epidermis. Además, entre más grave sea el caso, más probabilidades hay de sufrir lesiones mortales a largo plazo.
Otro factor de riesgo es el suicidio. Se han documentado casos que la necesidad de autolesionarse conlleva a la ideación suicida, al intento de suicidio y a la hospitalización psiquiátrica.
Por lo tanto, entre más rápido y efectivo sea el diagnóstico y tratamiento contra la dermatilomanía, mayor será la probabilidad de reducir las complicaciones propias del trastorno.
Conclusión
La excoriación psicógena o dermatilomanía suele identificarse en personas que padecen trastornos psicológicos subyacentes. Para un tratamiento efectivo, se requiere del manejo coordinado entre psicólogos, psiquiatras y dermatólogos.
La evaluación temprana y constante puede reducir las complicaciones que genera el trastorno a largo plazo. Por lo tanto, es importante acudir lo más pronto posible a este tipo de especialistas si usted identifica ciertos signos en algún familiar o en usted mismo.