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Qué es la periimplantitis y cómo curarla

Los implantes han supuesto toda una revolución en la práctica odontológica, permitiendo recuperar la funcionalidad y la estética, al cien por cien, a personas con pérdida de piezas dentales. Sin embargo y a pesar de su alto grado de eficacia, esta técnica no está exenta de problemas y complicaciones. Los trastornos periimplantarios son una de las patologías más comunes en implantes y uno de los mayores riesgos para la supervivencia de estos últimos.

periimplantitis

La Sociedad Española de Periodoncia recuerda que la prevalencia de los trastornos periimplantarios se dispara a partir del quinto o sexto año, por lo que las revisiones, controles y, en general, la prevención son cruciales para evitar dichas patologías. Se estima que éstas afectan a uno de cada cuatro pacientes con implantes.

Tabla de Contenidos

Definición y características

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La periimplantitis es la inflamación de los tejidos naturales que rodean a los implantes dentales y que provoca una pérdida de soporte óseo en los maxilares afectados. Cuando el problema se halla únicamente en los tejidos blandos y no media destrucción ósea, nos encontramos ante una mucositis periimplantaria, que puede degenerar en periimplantitis si no se trata a tiempo y de manera adecuada.

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En la periimplantitis, por tanto, existe desgaste en el hueso que sirve de soporte y, en el peor de los casos, puede desembocar en la pérdida del implante. Esta enfermedad es similar a la periodontitis, aunque ésta afecta a las piezas dentales naturales.

La aparición de la periimplantitis puede deberse a diversos factores:

Tabaco y alcohol.

El consumo en exceso de uno de ellos o de ambos es un importante agente de riesgo.

Higiene oral deficiente.

Es fundamental efectuar una higiene diaria y correcta, así como tratamientos profilácticos cada 10 ó 12 meses.

Diabetes.

Esta enfermedad acelera el proceso de la periimplantitis, porque el alto contenido de azúcar en sangre dificulta la reparación de las lesiones óseas.

Patologías previas o mala calidad del hueso de soporte.
Colocaciones defectuosas de los implantes.

Generan estrés biomecánico en la masticación.

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Algunos de los síntomas de la periimplantitis son:

  • Enrojecimiento de las mucosas que rodean los implantes.
  • Dolor.
  • Movimiento de los implantes.
  • Sangrado.
  • Constatación de pérdida ósea.

Tratamiento

Evitar las infecciones e inflamaciones de los tejidos periimplantarios es la mejor medida para prevenir esta enfermedad y el fracaso de los implantes. Pero, una vez desencadenada la patología, debe recurrirse a tratamientos efectivos de cura, como la administración de antibióticos y los desbridamientos mecánicos subgingivales (separaciones de los tejidos gingivales por medios manuales, con el fin de erradicar las inflamaciones y restaurar dichos tejidos).

Los tratamientos contra la periimplantitis se centran en la destrucción de la placa bacteriana (biofilm), para lo que se requiere una combinación de procedimientos mecánicos y químicos. Los primeros se encargan de desestructurar el biofilm y los segundos se conforman a base de antisépticos, como la clorhexidina combinada con cloruro de cetilpiridinio.

Hasta hace pocos años, el único tratamiento viable contra la periimplantitis era la eliminación del implante. Por fortuna, la investigación en este campo ha evolucionado sustancialmente en los últimos tiempos, ofreciendo interesantes alternativas de cura como las descritas.

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Los tratamientos a aplicar dependen, no obstante, del grado de desarrollo de la enfermedad y se aplican en tres fases distintas:

  • Regeneración del daño óseo.
  • Eliminación de la placa bacteriana acumulada en la superficie del implante.
  • Sustitución del hueso dañado, para evitar la progresión de la patología.

Podemos decir, en resumen, que el ataque bacteriano que tiene lugar con la periimplantitis es de vital importancia para el desarrollo de la enfermedad y un factor determinante para la prevención y tratamiento de esta y otras patologías periodontales. El avance de la investigación en este campo ha sido enorme en las últimas décadas, pero de la misma se sigue desprendiendo la necesidad de mejorar los protocolos preventivos y antiinfecciosos, así como controlar los factores de riesgo.

Como en otros campos de la medicina, la prevención y un correcto mantenimiento de los implantes también son los peores enemigos de la periimplantitis.