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Tipos, Causas, Grados y Tratamiento de la Sordera

 

Ya sea por la pérdida parcial, total, unilateral o bilateral de la audición, la sordera puede ser ocasionada por defectos congénitos, complicaciones de parto, traumatismo por accidentes o enfermedades infecciones, el consumo de ciertas fármacos y la exposición al sonido en decibeles inadecuados. 

Se estima que alrededor de 66 millones de personas sufren pérdida de la audición parcial o completa, siendo los niños los más afectados y los más sensibles a sufrir tal padecimiento.

De hecho, aproximadamente el 60% de los casos de sordera infantil pueden prevenirse a tiempo, sobre todo si tomamos en cuenta que la mayoría de las veces las causas se deben a condiciones externas, relacionadas con la exposición al ruido con fines recreativos.

Como la detección temprana del traumatismo mejora las condiciones de vida de los pacientes, es crucial tomar medidas lo antes posible. Por lo tanto, en este artículo te ayudaremos a identificar los síntomas para su pronta confirmación médica y tratamiento.

Tabla de Contenidos

Causas de la Pérdida de Audición y la Sordera

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Se considera pérdida de audición o sordera, cuando existe disminución de audición superior a 40dB en los adultos y 30dB en los niños. Las causas de la pérdida auditiva y sordera pueden ser hereditarias o adquiridas.

Causas Congénitas

Algunas enfermedades hereditarias pueden influir directamente sobre el funcionamiento del oído humano. Asimismo, las complicaciones durante el embarazo o el parto, también pueden terminar en complicaciones parciales o severas.

  • Rubéola materna y sífilis durante el embarazo.
  • Desnutrición pre y posnatal.
  • Asfixia del parto.
  • Consumo inadecuado de aminoglucósidos, antipalúdicos, diuréticos y otros medicamentos.
  • Ictericia neonatal.

Causas Externas

Cuando el padecimiento en cuestión es adquirido, puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad. Las enfermedades infecciosas y la exposición al ruido agresivo suelen ser las causas más comunes, aunque también se puede citar el abuso de sustancias para tratar otro tipo de afecciones, y el envejecimiento.

  • Infecciones crónicas y degenerativas.
  • Otitis media, es decir, la presencia excesiva de líquido en el oído.
  • Obstrucción del conducto auditivo por cerumen u objetos.
  • Traumatismo craneal.
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Tipos de Pérdida Auditiva

Las enfermedades degenerativas que afectan la audición son muy amplias, y pueden catalogarse según las causas y complicaciones. En términos generales, las complicaciones auditivas pueden clasificarse de la siguiente manera:

  •  Pérdida auditiva conductiva: Ocurre cuando el sonido no pasa del oído externo al medio, y siendo un problema gradual, puede tratarse con medicamentos o con procedimientos quirúrgicos.
  •  Pérdida auditiva neurosensorial: Alteración en el funcionamiento del nervio auditivo.
  •  Pérdida mixta: Es el resultado de ambas afecciones, es decir, la pérdida conductiva y neurosensorial.
  • Neuropatía auditiva: Es la incapacidad para interpretar y procesar el sonido, debido al daño gradual o total del oído interno o nervio auditivo.

A su vez, cada condición o trastorno auditivo puede clasificarse de la siguiente manera:

  • Hipoacusia: Se trata de una sordera parcial que se debe al aumento de la sensibilidad e irritación del sistema auditivo.
  • Anacusia o cofosis: Sordera completa que puede afectar a uno o ambos oídos.

Grados de la Pérdida Auditiva

  • Leve: El paciente escucha sonidos, pero no claramente susurros.
  • Moderada: Cuando una persona no puede identificar sonidos a un volumen normal.
  • Grave:  La persona en cuestión no puede escuchar sonido moderados ni percibir con normalidad el  volumen alto.
  • Profunda: Afecta completamente el sistema auditivo, influyendo incluso sobre el habla.

Al mismo tiempo, los distintos grados y patologías auditivas pueden manifestarse y comportarse de manera diferente, según cada caso en particular:

  • Unilateral: La pérdida auditiva afecta un oído.
  • Bilateral: La disminución de la audición es en ambos oídos.
  • Prelingüística: Cuando la afección ocurre antes de que la persona aprendiera a hablar.
  • Poslingüística: El padecimiento afecta a la persona después de aprender a hablar.
  • Simétrica: La pérdida de la audición es gradual en ambos oídos
  • Asimétrica: El grado de pérdida de audición es diferente en cada oído.
  • Gradual o repentina: El padecimiento empeora con el tiempo u ocurre repentinamente.
  • Fluctuante o estable: La afección empeora gradualmente o se mantiene igual.
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¿Cómo Detectar la Hipoacusia?

Independientemente de la aparición repentina o progresiva de la pérdida auditiva, es importante prestar atención a los síntomas para tomar soluciones tempranas. Los síntomas generalizados del padecimiento en cuestión, pueden ser:

  • Aumento desmedido del volumen de la TV, la radio o el ordenador.
  • Dificultad para comprender conversaciones telefónicas o entre varias personas.
  • Cambios drásticos de humor y aislamiento social.
  • Problemas para reaccionar y concentrarse.
  • Reducción de la productividad.
  • Pérdida del equilibrio.

La pérdida de la audición es un problema que, a largo plazo, no sólo afecta el oído, sino también la vida social y personal del paciente. Por lo tanto, es imprescindible acudir a un especialista para tomar el tratamiento correcto a tiempo.

Diagnóstico

Las pruebas para diagnosticar pérdida auditiva o sordera, se basan en:

  • Exploración física: El médico explorará la estructura interna del oído mediante mecanismos que facilitarán la extracción del cerumen o la detección de la inflamación por infección.
  • Análisis generales: Se llevarán a cabo pruebas de susurros y pronunciará palabras en distintos decibeles para detectar cómo respondes ante ellos.
  • Pruebas con diapasón: Normalmente, se recurre al uso del diapasón para analizar el comportamiento y reacción del paciente ante los sonido agudos. Este tipo de evolución es ideal para dictaminar dónde ocurre el daño auditivo.
  • Pruebas con audiómetro: El uso del audiólogo también es frecuente en este tipo de exámenes. Se colocan auriculares para escuchar sonidos y palabras en diferentes tonalidades a un nivel bajo para identificar sonido tenues y graves.
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Tratamiento

A pesar de que el tratamiento de las causas que han llevado a padecer sordera o pérdida gradual de la audición, existen diversas técnicas que pueden emplearse como tratamiento:

  • Extraer cerumen: Se elimina el exceso de cera a través de succión o herramientas especializadas.
  • Procedimientos quirúrgicos: Para tratar anomalías del tímpano o osículos, se recurre a la intervención quirúrgica para drenar los oídos.
  • Audífonos: Cuando la pérdida de audición es causada por el daño del oído interno, optar por audífonos especiales puede traer consigo múltiples beneficios.
  • Implantes: Los implantes cocleares también son efectivos para tratar pérdidas de audición graves. A diferencia del audífono tradicional, el implante coclear estimula el nervio auditivo para optimizar la detección y comprensión del sonido.

Prevención

Se estima que aproximadamente 1.100 millones de jóvenes que comprenden las edades entre 12 y 35 años, están en riesgo de padecer sordera o pérdida de la audición gradual, debido a la exposición al ruido por fines recreativos.

De este modo, siendo el 60% de los casos prevenibles, es imprescindible tomar medidas para evitar complicaciones a largo plazo. Algunos métodos de prevención que se pueden llevar a cabo son:

  • Usar modernamente los dispositivos de audio y vídeo.
  • Evitar el aumento del volumen cuando se usan auriculares.
  • Usar dispositivos de protección auditiva, en el caso de realizar actividades laborales que conlleven a un riesgo para la salud del oído.
  • No introducir objetos y evitar el uso inadecuado de hisopos, aun con fines de salubridad,
  • Acudir regularmente al otorrinolaringólogo.

En el caso de ciertas enfermedades congénitas o infecciosas:

  •  Vacunar a los niños contra enfermedades como el sarampión, meningitis, rubéola y parotiditis.
  •  Aplicar las vacunas pertinentes en adolescentes y mujeres, antes del embarazo.  
  • Realizar pruebas para detectar o descartar ETS, como la sífilis, en mujeres embarazadas.